En mayo celebramos el Día de las Madres; figura de amor, devoción y sacrificio hacia sus propios hijos. En el Cristianismo, este mes también va dedicado a la Virgen María, madre de todos por antonomasia.
La importancia que tiene la Virgen en nuestras vidas se fundamenta también en los cuatro dogmas de nuestra fe en relación con su figura: su inmaculada concepción, su maternidad divina, su perpetua virginidad y su asunción a los cielos. Estas verdades nos dicen mucho sobre el plan que tuvo Dios para Ella y cómo María no es solo la madre verdadera de Jesucristo, sino también una madre para la Iglesia y para todos nosotros.
Durante este mes, reflexionemos sobre el rol de todas las madres, pero demos especial atención a recordar a nuestra Madre, la Virgen María. Revisar las apariciones marianas y los pasajes de la Biblia sobre la Virgen; rezar el rosario y el Ángelus; en Pascua, la oración “Regina Loeli”. Conversar en familia sobre las virtudes de nuestra Madre; y llevarle flores; hacer romería a sus santuarios, son algunas de las muchas acciones que podemos hacer para vivir con mayor devoción el mes de la Virgen.