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Mayo, mes de María

Foto original disponible en https://madreclelia.org/

Los católicos dedicamos el mes de mayo a la Virgen, a venerar su importancia en nuestra fe y en nuestras vidas. Con oraciones, gestos y profunda reflexión podemos aumentar nuestra devoción a María.}


La Virgen es nuestra Madre, nos cuida, se preocupa e intercede por nosotros ante su Dios. Jesús supo de la importancia de su figura como refugio de todos los cristianos. Por eso, en el momento más duro, cuando estaba en cruz, dijo esas palabras inolvidables: «Mujer, ahí tienes a tu hijo. Y luego, al discípulo Juan: «Ahí tienes a tu madre.» Desde aquel entonces María es Madre de la Iglesia y Madre de todos nosotros.

Debemos aprovechar mayo para dedicar nuestras oraciones a la Virgen. Sobre esto, La Iglesia nos ofrece muchas oraciones especiales dedicadas a su figura, como el Ave María, el Ángelus, el Bendita Sea tu Pureza, el Reina del Cielo, entre muchas otras.

Con reflexión, también podemos recordar y profundizar sobre las enseñanzas que nos deja la Virgen en los pasajes de la Biblia, como La Anunciación, la visita a su prima Isabel, las Bodas de Caná o durante la Pasión y Muerte de Jesús, entre otros.Otras manera en la que podemos dedicar este mes a María es recordando sus apariciones, como en Fátima, Lourdes o en México, así como meditar sobre los cuatro dogmas sobre su naturaleza: su Inmaculada Concepción, su Naturaleza Divina, su Perpetua Virginidad y su Asunción a los Cielos.

Siempre acudamos a nuestra Madre. El Papa Francisco nos recuerda que siempre podemos contar con la Virgen porque ella “permanece atenta a las fatigas, sensible a las turbulencias, cercana al corazón. Y nunca, nunca desprecia nuestras oraciones, no deja ninguna atrás. Es Madre, no se avergüenza nunca de nosotros, sólo se preocupa de poder ayudar a sus hijos”.

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