María, la llena de gracia, desde su nacimiento
La Natividad de la Virgen es una de las festividades marianas más antiguas, es la primera gran fiesta mariana del calendario litúrgico y marca el “alba de la Redención”, pues María, al ser la “bendita entre todas las mujeres” (Lc 1, 42), anuncia la llegada del Sol que nace de lo alto.
Se cree que su origen se remonta al siglo IV, vinculado a la dedicación de una basílica mariana en Jerusalén. Sobre las ruinas de este templo se erigió en el siglo XII la actual iglesia de Santa Ana. La tradición sostiene que este lugar fue el hogar de los padres de María, Joaquín y Ana, y el sitio de nacimiento de la Virgen.
En la devoción popular, María aparece en las Letanías del Rosario como “Estrella de la Mañana”, reflejando su papel de anunciadora del Sol de Cristo y recordándonos que la gracia de Dios se derrama desde el primer aliento humano, invitándonos a confiar en su voluntad, imitar su fe y dejar que su luz nos guíe hacia el Sol de la Redención.
