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Transfiguración de Jesús

6 de Agosto

Narra el santo Evangelio (Lc. 9, Mc. 6, Mt. 10) que unas semanas antes de su Pasión y Muerte, subió Jesús a un monte a orar, llevando consigo a sus tres discípulos predilectos, Pedro, Santiago y Juan. Y mientras oraba, su cuerpo se transfiguró. 

La magnitud de este evento fue tal que sus vestiduras, que antes eran comunes, se volvieron más blancas que la nieve, irradiando una pureza inmaculada. Su rostro, por su parte, se tornó más resplandeciente que el sol, revelando una gloria divina que era imposible de contemplar sin asombro.

En medio de esta manifestación de gloria, aparecieron Moisés y Elías, dos de las figuras más importantes de la historia del pueblo de Israel. Estos dos profetas hablaban con Jesús acerca de los acontecimientos que pronto le sucederían en Jerusalén, haciendo alusión a su inminente Pasión y Muerte.

Este suceso, como lo llamamos, la Transfiguración de Jesús, se celebra como un momento culminante en la vida de Jesús. Es el instante en que Él mostró su gloria divina a tres de sus apóstoles, permitiéndoles vislumbrar la verdadera naturaleza de su ser. Al hacerlo, Jesús nos dejó un ejemplo sensible y palpable de la gloria que espera a los justos en el cielo, una promesa de la vida eterna y la unión con Dios. Este evento fortaleció la fe de sus discípulos y les preparó para los desafíos que se avecinaban.


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